miércoles, 24 de junio de 2009

Marian Pueo, directora de las farsas: "Actuar en la calle es todo un acto de valentía"

Desde hace cuatro años, Marian Pueo es la encargada de dirigir las farsas que los vecinos de Caspe representan en los barrios durante la Fiesta del Compromiso. Para esta profesional del teatro dirigir a una treintena de actores "por un día" supone una experiencia gratificante por muchos motivos





¿A cuánta gente diriges en las farsas? ¿Cumplen algún perfil concreto?

Entre las cuatro farsas participan alrededor de 30 personas de perfiles muy distintos. Algunos de ellos ya estaban vinculados al teatro de antes, pero otros no. La gente se apunta a las farsas ante la propuesta de crear historias en las que se cuentan situaciones que se podrían dar en la época del Compromiso y porque es un teatro divertido, para todos los públicos, de corta duración, en la calle. Me gusta destacar que participa bastante gente mayor, los actores tienen entre 20 y hasta 70 años. Y en otras ediciones he tenido gente aún mayor…

¿Te ofrece alguna dificultad especial dirigir actores aficionados que, habitualmente, no actúan juntos?

Como llevo cinco años dirigiendo las farsas ya casi los conozco a todos. Creo que es al revés, que en realidad son ellos los que “no sabían dónde se metían” cuando se decidieron por participar en las farsas. Es habitual que algún vecino invite a otro a colaborar en la historia y ese otro de repente se ven metido en esto…

¿Te reporta alguna satisfacción especial este trabajo?

Me gusta mucho, sí. Eso de ir por Caspe, barrio por barrio, haciendo las farsas y con la complicidad de los vecinos es muy satisfactorio. Y además soy testigo de la complicidad que se genera entre los propios vecinos, los que actúan y los que asisten como público. Hay mucha gente que incluso acude a vernos ensayar. Quizá destacaría eso: a lo largo de los años ha habido mucha complicidad, muy buen rollo, me tratan muy bien. Está claro que el objetivo final de todo esto es la representación de las obras durante las fiestas, pero el clima que se genera entre todos es muy bueno. Por parte de los vecinos de Caspe las farsas tienen una acogida excelente. Se representan el sábado y el domingo y viene a vernos muchísima gente. El domingo por la tarde es prácticamente el único acto que hay; el primer año nos dimos cuenta que todo el pueblo iba de barrio en barrio para ver las representaciones de las farsas, por eso desde entonces llamamos a la actividad del domingo “Ronda de farsas”. Otro aspecto que quiero destacar es que la gente es muy respetuosa, el público valora lo que hacen sus vecinos. Yo les admiro, porque muchos de ellos no han hecho teatro en su vida y ver que son capaces de hacerlo, ver que se meten en la piel de un personaje aunque sea solo por dos instantes, tiene mucho mérito. El domingo vienen a vernos 500 personas, que es mucho público. Y ahí está esta gente: sin micros, en la calle, a la luz del día… es todo un acto de valentía. Y también es muy satisfactorio ver cómo los actores confían en mi propuesta, tienen fe en lo que les propongo cuando les corrijo. Al principio había cierta desconfianza, pero ahora hay plena complicidad para atender lo que yo les marco, ya saben que no es para fastidiar, sino para mejorar el resultado. Lo importante es que ellos se lo pasen bien en los ensayos

¿Hay rivalidad entre farsas?

Aparentemente, no o, al menos yo no soy consciente de ello. Es posible que pueda haber algún pique, pero a mí no me lo cuentan.

¿Por qué crees que las farsas resultan tan atractivas para el público?

Porque es una representación cercana, porque la que actúa es la dependienta, el agricultor, el de la tienda…es muy variopinto. Además, las historias que se cuentan también son muy cercanas aunque tengan pinceladas históricas. Hasta cierto punto son puristas con la época que recrean, pero en ellas prima lo lúdico, lo festivo, lo teatral. Además, intentamos que las farsas sean muy participativas para el público, casi siempre sacamos a alguien, provocamos…

El hecho de que el texto sea en verso, ¿es una dificultad añadida para los actores?


No, no. Ofrece más dificultad algún vocablo propio del habla de la época. La música que tiene el propio verso hace que se lo aprendan mejor. Y se da una cosa curiosa: se dan cuenta de que si se les olvida el texto son capaces de improvisar en verso.

Con tanto trabajo, ¿te da tiempo de disfrutar de la fiesta?

Los de aquí ya saben que sí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la directora es muy guapa,y dirije muy bien BESOSSSSSS

Anónimo dijo...

un apretón muy grande de la bruja maléfica!.

Una excelente persona y profesional!